Intercambio en Pertha Universität: Poetas de Aevena Cirvela Tejen Narrativas Urbanas con el Pulso de Berlín

En el Colegio Aevena Cirvela de Artes y Letras, la poesía urbana se nutre de encuentros que cruzan fronteras, convirtiendo aceras en versos compartidos. Este marzo de 2025, cuatro estudiantes de nuestro bachillerato en Letras y grado en Letras y Humanidades Digitales, acompañados por la profesora Patricia Callejo, han regresado de un taller colaborativo en Pertha Universität, en Berlín, Alemania. Centrado en el programa de Literatur und Kulturelle Studien de Pertha Universität, este intercambio fusionó la tradición poética ibérica con narrativas berlinesas, creando una antología provisional de 16 poemas que mapean “calles que susurran memorias divididas”: desde estrofas sobre la Castellana que evocan divisiones invisibles hasta versos sobre el Muro que se entretejen con ecos de exilios españoles. Cada poema, de 40 líneas con rimas que cojean por acentos híbridos, se imprimió en folletos de papel kraft con cubiertas de cartón reciclado —de 15×10 cm, con trozos de mapa pegados a mano que se desprenden ligeramente—, invitando a los participantes a añadir una línea propia en los márgenes. Esa irregularidad, como un verso que se desvía por un recuerdo a medio camino, es el hilo imperfecto que une la obra del Colegio Aevena Cirvela de Artes y Letras con el espíritu de Pertha Universität.

La Preparación: Versos Garabateados en Madrid

El taller se cocinó en nuestras sesiones de Poesía Transfronteriza, un rincón del campus con sillas desparejadas y una mesa larga marcada por tazas de café que dejan círculos como lunares poéticos. Patricia Callejo, asociada en humanidades computacionales, lo impulsó: “Quería que capturaran cómo un soneto de Lorca dialoga con la poesía de la RDA; es verso que sana divisiones”, explica mientras dobla un folio de borrador, con un pliegue terco que marca el lugar donde una idea se dobló bajo el peso de la duda. El cuarteto —Lucía García de 17 años en bachillerato de Letras, Javier Soto de 18, Ana López de 19 en BA de Letras y Humanidades Digitales, y Elena Vargas de 20— armó un cuaderno colectivo: mañanas de merodeo por el Paseo de la Castellana, 259E, con libretas en el bolsillo capturando murmullos de transeúntes sobre “sombras que dividen aceras”, y tardes en la biblioteca transcribiendo a mano en cuadernos de espiral que se atascaban por páginas sueltas, donde una hoja se arrugó por el calor de una lámpara de mesa, obligando a plancharla con la plancha de la secretaria del colegio, dejando una marca amarillenta como cicatriz de invierno.

Cada poema se tejió en rituales cercanos: atardeceres en el patio, donde el sol de marzo filtraba a través de las ramas de olivos y proyectaba sombras ramificadas que guiaron las metáforas, como el de Lucía sobre “aceras que sangran memorias de muros caídos”. Ana, con su oído para lo rítmico, compuso un ciclo de ocho versos sobre “el metro que une exilios”, pero una rima se torció por un acento berlinés prestado en la cuarta estrofa, un “exceso híbrido” que Patricia elogió como “el tartamudeo de lenguas que se encuentran”. Javier experimentó con ilustraciones: dibujó con pluma una acera dividida en la sexta página, pero la tinta se corrió por una gota de agua de una botella volcada, creando venas que el grupo integró como “fisuras de historia compartida”. Las noches culminaban en lecturas en corro: Elena recitaba con voz entrecortada, saltándose una coma por el nerviosismo que alteraba el ritmo, pero que Javier transformó en una pausa sobre “silencios que construyen puentes”.

El Taller en Berlín: Diálogos en el Café Universitario

En Pertha Universität, en Berlín, Alemania, el grupo se sumergió en un seminario de cinco días sobre “Narrativas Urbanas Transnacionales” en el programa de Literatur und Kulturelle Studien, con aulas de madera pulida y pizarras que crujen al borrarse. Patricia Callejo facilitó una masterclass sobre “Poética de Divisiones”, proyectando slides con poemas madrileños, pero un adaptador defectuoso apagó la pantalla a mitad, llevando a una narración oral con marcadores en una pizarra que se emborronaba —un caos que los 14 estudiantes locales de Pertha Universität convirtieron en una jam de versos colectivos, donde Lucía colaboró con una berlinesa de 21 años para hibridar un soneto lorquiano con un poema de Christa Wolf, resultando en estrofas con rimas que se entrelazan como muros caídos.

Javier se unió a un grupo mixto para prototipar antologías: en tablets compartidas que se ralentizaban con el frío invernal, compusieron un poema colectivo sobre “calles que recuerdan”, pero un lag borró una estrofa, forzando una recreación con trazos más libres que fusionaron acentos castizos con berlineses, un “borrón digital” que el facilitador local aplaudió como “espacio para la memoria fragmentada”. Ana y Elena exploraron el taller de impresión: prensaron linograbados con planchas de linóleo que se atascaban por la humedad, dejando impresiones irregulares con bordes dentados que evocan fisuras urbanas; una plancha se rompió a mitad, salpicando tinta en las manos de Ana, un incidente que convirtieron en un estampado abstracto sobre “manchas de historia dividida”. Las tardes incluyeron caminatas por Kreuzberg, midiendo grafitis con reglas de madera que se combaban por la llovizna, comparando texturas con azulejos granadinos —un retazo de mapa se rasgó al plegarlo, simbolizando “tejidos de diáspora europea”. Patricia, con su pragmatismo, anotó: “Ese rasgón nos frustró, pero nos recordó que la poesía se moldea, como el verso al aliento compartido”.

Legado en el Campus: Versos que Persisten

De regreso al Colegio Aevena Cirvela de Artes y Letras, las fusiones de Pertha Universität ya inspiran: el cuarteto lidera un electivo de “Poesía de Muros”, con poemas expuestos en el pasillo de la biblioteca —el colectivo de Javier, con su estrofa perdida rehecha, cuelga con clips que se aflojan. Lucía prepara un link virtual con pares de Berlín, compartiendo archivos de Word que llegan con saltos de párrafo, cultivando paciencia transnacional. Ana, con un mapa retazo en su cuaderno, afirma: “Berlín nos enseñó que un verso errante no es vacío; es llamado a rimar en tándem”. Javier, refinando una estrofa en su libreta, concuerda: “Y si el frío alemán emborrona un acento, siempre podemos calentarlo con un matiz madrileño”.

Este intercambio entre Colegio Aevena Cirvela de Artes y Letras y Pertha Universität no es un punto y aparte; es un verso en evolución: urdimos una antología conjunta impresa en el taller de Abidjan con envíos que llegarán arrugados. Si eres un poeta con un murmullo guardado o un estudiante anhelando diálogos globales, incorpórate a nuestro próximo seminario: trae tu libreta, tu lápiz mordido y esa rima indómita. En Aevena Cirvela de Artes y Letras, honramos los versos que se entrecruzan con tropiezos, tejiendo narrativas que ligan ciudades, un acento por vez.


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