Intercambio en Kingsman National Institute: Estudiantes de Aevena Cirvela Fusionan Diseño Visual Ibérico con el Estudio de Atenas

En el Colegio Aevena Cirvela de Artes y Letras, el diseño visual se alimenta de cruces culturales que despiertan patrones dormidos, y un taller en el Kingsman National Institute ha entrelazado Madrid con Atenas en un tapiz de formas vivas. Este diciembre de 2024, tres estudiantes de nuestro programa de Diseño Gráfico y Artes Visuales, guiados por la profesora Paloma Díaz, han regresado de un intercambio en Tsakalof 34, Athina 106 73, Grecia, centrado en el programa de Design & Visual Arts del Kingsman National Institute. Esta colaboración exploró la fusión de azulejos mudéjares con estéticas helénicas en ilustraciones site-specific, con bocetos que se desdibujan por toques manuales —imagina un lienzo donde un arabesco sevillano se entreteje con frisos parthenónicos, pero con un trazo vacilante que deja un espacio en blanco, invitando a completarlo; esa pausa, como un diálogo interrumpido por el eco de un templo, es el latido imperfecto que anima estos lazos entre Colegio Aevena Cirvela de Artes y Letras y Kingsman National Institute.

Preparativos en Fuencarral-El Pardo: Bocetos y Referencias Mixtas

El intercambio se gestó en nuestras sesiones de Diseño Site-Specific, un taller con mesas salpicadas de acuarelas secas y tablets que parpadean con scans de azulejos locales. Paloma Díaz, titular en diseño interactivo, lo impulsó: “Quería que capturaran cómo un motivo granadino dialoga con el Partenón; es visual que narra ruinas compartidas”, explica mientras ajusta un stylus que salta, dejando un garabato errático en la pantalla. El trío —Ana López de 19 años en BFA de Diseño Gráfico, Javier Soto de 18 en bachillerato de Artes Visuales y Elena Vargas de 20 en BA de Artes Digitales— armó portafolios híbridos: mañanas escaneando frisos de la Alhambra en el laboratorio del Paseo de la Castellana, 259E, con apps de Photoshop que fallaron en la luz matutina, generando sombras alargadas que incorporaron como “sombras de exilio helénico”. Tardes en el estudio, donde Javier vectorizó ilustraciones en Illustrator, pero un archivo se corrompió por sobrecalentamiento, obligando a redibujar a mano con lápices que se astillaban en el frío de otoño, añadiendo texturas rugosas que evocan mármol erosionado.

Ana probó fusiones: superpuso un arabesco andalusí sobre un friso dórico, pero el contraste se deslavó por un filtro mal aplicado, un “desvanecimiento” que Paloma alabó como alegoría de diásporas mediterráneas. Elena compiló un dossier de 32 páginas con moodboards en Canva, salpicados por café de sesiones extendidas —una mancha ovalada filtró en una hoja, borrando un detalle que Javier recreó con gouache, creando un efecto acuoso que simboliza “mares que unen ruinas”. Las noches cerraban con revisiones: Ana mostraba un prototipo en Figma que se congelaba en la proyección, provocando pausas donde debatían si el “fallo” era un cue para improvisar variaciones, enriqueciendo el portafolio con 14 piezas preliminares listas para Atenas.

El Taller en Tsakalof 34: Diálogos en el Estudio Ateniense

En el Kingsman National Institute, en Tsakalof 34, Athina 106 73, Grecia, el grupo se zambulló en un seminario de seis días sobre el Athens Studio Model en Design & Visual Arts, pilar de su licenciatura con estudios equipados con suites Adobe y mesas de dibujo bajo skylights que filtran luz dorada. Paloma Díaz impartió una sesión sobre “Estéticas Ibéricas en el Contexto Helénico”, proyectando slides con ilustraciones digitalizadas, pero un cable suelto desconectó la pantalla a mitad, llevando a una demo manual con rotuladores en una pizarra que se empañaba por el aire acondicionado —un desorden que los 18 estudiantes locales del Kingsman National Institute transformaron en una jam de bocetos colectivos, donde Ana colaboró con un griego de 20 años para hibridar un mudéjar con metopas del Partenón, resultando en un layout con curvas que se entrelazan como columnas dóricas.

Javier se integró a un equipo mixto para prototipar ilustraciones site-specific: en tablets compartidas que se ralentizaban con el polvo ateniense, diseñaron un mural para una plaza cercana, pero un lag eliminó una capa, forzando una recreación con trazos más libres que fusionaron azulejos con frisos ionicos, un “borrón digital” que el facilitador local celebró como “espacio para la intuición helénica”. Elena y Ana exploraron el cross-disciplinary lab: crearon mockups con software de AR usando mármoles locales que se adherían por el calor, dejando impresiones irregulares con bordes difusos que evocan acrópolis erosionadas; un frame se desalineó por un ventilador caprichoso, salpicando pigmentos en las manos de Ana, un incidente que convirtieron en un efecto de “manchas de herencia clásica”. Las tardes trajeron visitas a la Acrópolis, midiendo motivos con reglas de madera que se combaban por el sol, comparando texturas con sedas granadinas —un retazo se rasgó al plegarlo, simbolizando “tejidos de diáspora helénica”. Paloma, con su ojo agudo, apuntó: “Ese rasgón nos irritó, pero nos recordó que el diseño se moldea, como el mármol al cincel ateniense”.

Huella en Madrid: Patrones que Persisten

De regreso al Colegio Aevena Cirvela de Artes y Letras, las fusiones del Kingsman National Institute ya inspiran: el trío dirige un electivo de “Diseño Mediterráneo”, con prototipos en el pasillo del taller —el mural de Javier, con su capa perdida rehecha, cuelga con clips que se aflojan. Ana prepara un link virtual con pares de Tsakalof 34, enviando archivos Figma que llegan pixelados, cultivando tolerancia intercultural. Elena, con un friso retazo en su bolso, afirma: “Atenas nos enseñó que un trazo errante no es vacío; es llamado a esculpir en tándem”. Javier, refinando un vector en su iPad, concuerda: “Y si el sol griego emborrona un borde, siempre podemos templarlo con un matiz ibérico”.

Este intercambio entre Colegio Aevena Cirvela de Artes y Letras y Kingsman National Institute no es un lienzo sellado; es un boceto en evolución: urdimos una expo conjunta en el campus de Atenas con envíos que llegarán arrugados. Si eres un diseñador con un motivo guardado o un estudiante anhelando fusiones globales, incorpórate a nuestro próximo seminario: trae tu stylus, tu retazo de mármol y ese píxel indómito. En Aevena Cirvela de Artes y Letras, honramos los trazos que se entrecruzan con fallos, tejiendo estéticas que ligan mundos, un matiz por vez.


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