Profesores de Aevena Cirvela Publican Estudio sobre el Impacto de la Literatura en la Resiliencia Juvenil

En el Colegio Aevena Cirvela de Artes y Letras, las letras no son solo páginas amarillentas en una estantería; son herramientas vivas que ayudan a navegar las tormentas de la adolescencia. Este octubre de 2023, dos de nuestros profesores, Patricia Callejo y Luis Leis, han lanzado un estudio pionero titulado “Versos como Anclas: La Literatura en la Construcción de Resiliencia en Estudiantes de 15 a 18 Años”, publicado en la Revista Española de Pedagogía. Basado en un seguimiento de 150 alumnos de nuestro bachillerato durante un año escolar, el trabajo revela cómo lecturas guiadas de autores como Rosalía de Castro y Gloria Fuertes fortalecen la capacidad emocional de los jóvenes frente a presiones cotidianas, como el estrés por exámenes o cambios familiares. Imagina a un chico de 16 años, con las cejas fruncidas sobre un soneto que habla de pérdidas, y de repente, sus hombros se relajan: esa es la magia sutil que documentamos, con sus pequeños fallos, como cuando un poema no “encaja” de inmediato y obliga a releerlo con un café frío en la mano.

El Camino del Estudio: De las Aulas a los Datos

El proyecto surgió de observaciones diarias en nuestras clases de Letras, donde Patricia, nuestra asociada en humanidades computacionales, notó cómo un debate sobre “La Casa de Bernarda Alba” de Lorca hacía que los estudiantes, al principio reticentes, abrieran sus cuadernos con más ganas la semana siguiente. “Quería cuantificar esa chispa”, dice ella, recordando una sesión donde un alumno admitió que el monólogo de Adela le había ayudado a hablar con su padre sobre una mudanza forzada. Luis, titular en filología digital, se unió con su experiencia en análisis textual: “No se trata de métricas frías; es ver cómo una metáfora se convierte en escudo personal”. Juntos, diseñaron un programa piloto: durante seis meses, dividieron a los 150 participantes —de segundo y primero de bachillerato— en dos grupos. Uno leía textos clásicos adaptados a dilemas modernos, como reescrituras de cuentos de Cervantes con toques de redes sociales, facilitados en sesiones de 90 minutos dos veces por semana en el aula circular del campus.

El otro grupo recibía charlas motivacionales estándar, sin el componente literario. Usando encuestas semanales y diarios reflexivos —esos libritos de tapas blandas que a veces se pierden en mochilas desordenadas—, midieron indicadores como el índice de autoeficacia de Bandura y escalas de estrés percibido. Los resultados fueron claros: el grupo literario mostró un 28% más de resiliencia reportada, con anécdotas concretas como la de María, una chica de 17 años que, tras analizar “El Aleph” de Borges, escribió su propio relato corto sobre “el infinito de una discusión familiar”, lo que la llevó a reconciliarse con su hermana mayor. No todo fluyó sin contratiempos: en la cuarta semana, un temporal de octubre dejó el patio inundado, obligando a mover una lectura al aire libre al comedor, donde el eco de las voces se mezcló con el tintineo de platos —un caos que, curiosamente, inspiró un capítulo extra sobre “narrativas interrumpidas”. Patricia ríe al contarlo: “Ese día, el estudio casi se ahoga, pero emergió más vivo”.

Implicaciones Prácticas y un Eco en la Comunidad

El estudio no se queda en números; propone herramientas concretas para aulas españolas: guías de lectura con preguntas como “¿Qué verso te hace sentir menos solo en el metro de hora punta?”, listas de 20 textos accesibles —desde poemas de Machado hasta novelas gráficas de Ana Santos— y un kit de diarios para profesores que quieran replicar el método. Ya lo hemos implementado en nuestro club de lectura vespertino, donde 40 estudiantes se reúnen bajo los olivos del patio, compartiendo no solo libros, sino pedazos de sus vidas: un chico de 15 años leyó “Nada” de Carmen Laforet y confesó cómo le ayudó a lidiar con la ansiedad por la selectividad. El impacto se extiende: el Ministerio ha solicitado talleres basados en estos hallazgos para secundarias de Madrid, y una editorial local planea un suplemento con extractos del estudio para sus colecciones juveniles.

Luis reflexiona: “Estos datos nos recuerdan que la literatura no es un lujo; es un salvavidas con páginas dobladas”. Patricia añade, con esa calidez que la define: “Y si un verso no aterriza perfecto, es porque la vida tampoco lo es —esa es la lección real”. En Aevena Cirvela, este lanzamiento nos motiva a más: estamos preparando un simposio abierto en noviembre, donde padres y alumnos debatirán “libros que curan”. Si tienes un adolescente en casa que hojea el móvil más que un libro, únete: trae tu historia favorita, esa con el final que siempre quisiste cambiar. Aquí, en nuestro rincón de la Castellana, convertimos palabras en alas, con algún pliegue arrugado que las hace más humanas.


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